jueves, 24 de abril de 2014


24 de abril de 2014. Jueves.
POLVO ENTERADO Y EXPERTO EN LECTURAS
 
Biblioteca vislumbrada, en los sueños de Borges. F: FotVi
 
-En mis libros, los de mi biblioteca (no muchos, la verdad, pero básicos los más), suelo dejar mi firma y la tira de subrayados y anotaciones que intentan decir que he pasado por allí. Y dejo estas señales de que he pasado por ellos, para poder volver alguna vez a sus estancias de sabiduría y de paz, y de subversión, y de gozo del lenguaje. Dejo señales del mismo modo que Teseo hizo con el hilo de Ariadna para poder salir del Laberinto del Minotauro, y poder volver así a su vida libre y amorosa, y heroica; o como lo hizo Pulgarcito con las piedrecitas que iba dejando caer en el camino para no perderse en el bosque con sus hermanos; Pulgarcito tan pequeño él (como un dedo pulgar) y tan grande y con tantos ojos, sin embargo, el bosque. ¿Y por qué será que me gustan los libros secos, o ya mayores, con polvo y pequeñas mordidas cultas de las larvas plateadas e intelectuales de polilla?; ¿ellas que leen comiendo y así aprenden, por ser éste su modo de ingerir ciencia y conocimientos? Ellas, las larvas de polilla, aprenden letras mordiendo, porque no tuvieron ocasión de ir a la escuela, o, si fueron, no tenían oídos para oír y sí boca para escuchar, seguramente. Del polvo que se posa en los libros diré que lo guardo en una ampollita por si algún día alguien descubre el modo de interpretar su lenguaje, y nos puede revelar lo que posiblemente leyera o viera en bibliotecas tan distantes en el tiempo y el espacio, y tan ilustres, y desaparecidas (o sólo habidas en ensoñaciones), como la de Ptolomeo I, en Alejandría, o la que vislumbrara Borges, llamada de Babel. Porque el polvo que se posa en los libros siempre es el mismo, el de aquí y el de allá, polvo lírico este especial, que va y viene, y se queda y se marcha, y que sólo busca atesorar (nunca mejor dicho), atesorar la sapiencia del mundo para resguardarla de cualquier atrocidad de destrucción del ser humano. El dictador de turno. El polvo que tú quitas a un libro, Diario, es un polvo enterado y experto en lecturas, y su ADN está hecho de cosas sabias e instruidas, no te quepa la menor duda, y ahí está para revelárnoslas el día que todo vaya a perderse y él salga al paso del olvido (20:23:24).

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