miércoles, 28 de mayo de 2014


28 de mayo de 2014. Miércoles.
CARTA Y POEMA
 
Con olor a tinta, en el recuerdo. F: FotVi
 
Escribía yo en este Diario que el 12 de mayo me había llegado una carta de mi amigo Julián Chicano, sacerdote y poeta, y, en cierta medida y debido al trecho de edad, también maestro; en aquella época, los niños nos fijábamos en los mayores para aprender. No rehuíamos la ilustración. En esa carta conté que me remitía un saludo y un poema, sencillo y hermoso, con recuerdos y una glosa de otro poema mío. Hoy yo le contesto con una carta y un poema: ya dije que en la niñez de aquel tiempo éramos copiones y él en su poema lo decía: «Tienes alma de niño»; pues eso, como tal niño aún copio. Y le mando esta carta que a continuación sigue:

«Querido amigo Julián:
Sé que estás bien de salud y de capacidad creativa, se nota en el bello modo con el que todavía te manejas haciendo versos, que al fin son poema.
No sabes la alegría que recibí al abrir el buzón y ver tu carta. En estos tiempos de redes sociales y otras historias (e histerias), tener una carta de un amigo y con la dirección de su puño y letra escrita en el papel es un pequeño milagro que invita a la alegría. El milagro de la tinta en el papel, con su olor a tinta, y la grafía ya inclinada y como con dudas de tu mano. Me hiciste sentirme alegre, y joven, por aquello de los recuerdos.
La campanilla de Vicentico…, o el recuerdo de la primera misa, como un primer enamorarse, o el primer enamoramiento. Por estarte agradecido entonces y ahora, yo también te doy un poema, éste, que título: 

A JULIÁN CHICANO 

(En agradecimiento por tu poema
La campanilla de Vicentico…,
el día aquel de mi primera misa,
en la Asunción de Molina, 20-6-1957).  

Digo Julián Chicano y digo amigo,
que es como decir tierra o pan, o día.
En la amistad, se deja la alegría
poner alas, y ser grano de trigo, 

y mesa de Dios, y casa de mendigo,
donde cabe el amor con melodía
de paz y plato caliente al mediodía.
Si digo amigo, y me lo creo, digo 

todas las cosas, como mar o cielo,
o ven y apóyate en mi debilidad
y así seremos dos en un solo vuelo. 

Volar en la amistad y hacerse altura,
y creer que se está en fraternidad,
allí donde andan Dios y su ternura».
 
Estos son la carta y el poema, Diario; espero que le provoquen, por lo menos, una sonrisa, y recuerdos amables, jóvenes (21:12:44).

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