martes, 3 de febrero de 2015

3 de febrero de 2015. Martes.
ADULTOS ASCENDIDOS A NIÑOS

Frágil sueño, en el jardín. F: FotVi

-Y, por donde vino, se fue (el viento). El viento que, como cola enorme de dragón ha sacudido el mundo y sus cosas, nos ha dejado. Se ha ido con su música de ira y clamor a otra parte, y por el mundo anda, cabalgando sobre su misma furia. Y, ahora que se ha ido el viento, decir que hay otro viento que no es ira, ni encono racheado, ni látigo casi verbal, y que, en ocasiones, nos puede trasformar en adultos ascendidos a niños, con la sensación de podernos quebrar, tan bellamente frágiles llegamos a sentirnos. Yo ayer fui niño; y me sentí tan frágil, que hoy soy más fuerte. El cristal y el hielo son frágiles, pero, aunque quebradizos, no pueden doblarse. Ayer, día de la luz, o la Candelaria, fue la onomástica de Candela, mi otra luz, en Canarias; y, para celebrarlo, intenté ser y comportarme todo el día como niño. Y me fue bien; me sentí más libre, y, aunque con los achaques propios de la edad, me supe más ligero de espíritu y más soñador, no más soñador por tener más sueños, sino por parecerme más originales los que me enredaron durante todo el día. Soñé, por ejemplo, que era menos arisco, que en mis manos, al darlas, tenía más tacto; es decir, más ternura; que Dios no era un mandamiento, sino una insinuación (amorosa); soñé que la felicidad, que es un instante, dura tanto (llenándonos de hermosas nostalgias) porque se vive y se recuerda con más intensidad que otras cosas; soñé en el cielo que es un beso, o en el infierno que puede ser no darlo; soñé que el amor que no se da es vida que se pierde en el camino, tan corto, de la vida; soñé que me veía niño, y lo fui, hasta que desperté y percibí, con sorpresa, que seguía siendo niño; y hasta hoy, Diario, que he dicho una palabra (silencio) y el mismo silencio la ha callado; cosas de hacerse como niño (20:28:44).

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