martes, 12 de mayo de 2015


11 de mayo de 2015. Lunes.
¡EL GRITO!
 
Grito de vida, en el árbol. F: FotVi
 
-He sufrido pesadillas de toda clase y color, y pavor; tan terrible alguna, que, como esta vez, he tenido que usar el grito para salir de ella. Gritas, y por la abertura del grito, por el túnel que es, escapas de la pesadilla. El grito, que, aun despierto, casi siempre es puerta de salida del miedo o la locura, o de la alucinación. Gritas y escapan la ira, el pánico, la angustia, hasta salen volando los pájaros de mal agüero que hay en el árbol de tu cabeza. Gritas y salta todo haciéndose vuelo que huye, como una exhalación del miedo, escapando. Pues entré en el sueño y me dormí en paz y bien. Iba y venía yo por el sueño, sin altibajos en la respiración, sosegado, como deslizándome por el filo blanco de una ola, feliz, y de pronto, zas, la pesadilla, y se me desquició el sueño, su castillo de naipes se me vino abajo. El sueño derivó en que era lunes y nunca saldría del lunes, con rejas el lunes, apresado yo en el lunes, en su tela de araña viscosa y cruel, sedosa y fiera, y para siempre; y, abatido, entonces, me dije que ser huésped del lunes para siempre sería algo así como estar oyendo toda la vida al mismo político (o ser mitrado) largándote el mismo mitin, la misma prédica, en cualquier infierno, siempre, repitiéndose, como un eterno lunes, como un eterno golpear del martillo del herrero. Y desesperé; y ahí seguía, desesperando. Enredado en el lunes y oyendo palabras vacías, extrañas, porfiadas, hasta que di ¡el grito!, y, yéndome por él, con miedos, aterrorizado, salí del mal sueño, que daré en llamar, Diario, pesadilla de lunes, o lunes en tiempo de elecciones, o qué pesadez los mítines (aun los episcopales), o…; y ¡vuelvo a gritar!, pero de felicidad esta vez (20:20:26).
 
 

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