sábado, 30 de mayo de 2015


30 de mayo de 2015. Sábado.
EL BAILE, O EL VALS LOCO DE LAS ESPADAS EN ALTO
 
Llamar y dialogar, en el castillo de Trakai. Lituania. F: FotVi
 
-Existe jugar «a la contra», en fútbol, pero no, por ejemplo, bailar, entre dos, «a la contra». El baile supone la lírica de la seducción, del me vengo y me voy, del giro y aleteo, vuelo, amo y desamo, y, aun sin estar, estoy. El baile consiste en irse y en volver, o, como el silencio en una abadía, caer en el abrazo y hacerse en él pan y miel, éxtasis. No hay baile a la contra, sino una huida y advenimiento de estratagemas para el logro del ceñirse final; y fatal, a veces. ¡El baile! Pero sólo en el baile de los pactos (llamémoslo así) se puede bailar «a la contra». La Oficialidad y la soldadesca bailan todos con todas, se miran, se lidian, se dan, se toman, y todo, en un ir y venir de brazos en brazos y en un girar vertiginoso y atropellado, que parece un adelanto de la locura. El vals loco de las espadas en alto. (¡Ah, Erasmo de Rotterdam: tu Elogio de la locura!). Pero, en este baile de los pactos, bailan todos con todas (vorágine), todos con todas, menos con una. Y no sólo «menos con una», sino «contra una». Y no es que sea fea de cuerpo, dicen ¿o, sí? (las hay peores, dicen), sino porque ideológicamente lo es. Lo mismo que hubo discriminación racial (en un tiempo: «yo no bailo con esa india», aquellas películas del oeste), ahora hay discriminación ideológica. Todo el baile de las espadas en alto, pues, contra esa ideología salvaje y piojosa, y cavernaria, y con el sambenito, además, de inquisitorial, la llamada «derecha », o «infectada». Hay invitadas al baile de la democracia (¿dónde, en qué lugar, cuándo?) que huelen a india, y deben ser excluidas. El sectarismo, aunque nazca de las urnas (y sobre todo por nacer de las urnas), y venga de donde venga, siempre será antidemocrático. Y en grado sumo, si es sectarismo trufado de odio. Y más, si puede cargarse el baile; el baile del bien común y la convivencia en paz, y aun el de la libertad. Ah, y, hablando de paz y glosando a Blas de Otero, decir que, para que haya paz, Diario, pido la palabra. Pido la paz y la palabra; es decir, pido el dialogo en paz y no agriado, excluyente, perverso, s´l vous plaît (11:39:06).

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