jueves, 17 de marzo de 2016

17 de marzo de 2016. Jueves.
AMNISTÍA

Blancor sin mácula, en el jardín. F: FotVi

-Ahora estoy confesando a santos pecadores. Es el tiempo. Cuaresma. Con la mácula del pecado, se mancha la blancura. Y hay que volverla a su blancor original, prístino. A alguien que confiesa sus pecados, lo hallo santo de humildad, y, por tanto, de coraje evangélico; nadie lo fuerza. Es una cruz llegada y querida; y toda cruz que se acepta (aunque sea con la crueldad de la duda) es salvadora. En la confesión se trata de mostrar el perdón que se da y que, con la humildad del arrodillado voluntario (de espíritu), se toma. Me arrodillo hundido y me levanto liberado; con propósito de la enmienda; es decir, con intención de reparar (devolver) lo que se ha substraído al hermano: paz, amor, hacienda, dignidad. Resarcir. De la confesión se sale con el proyecto de reparar el estrago hecho a otros, si no, no hay sacramento, no hay perdón, aunque sí misericordia. Disculpa, Diario, que esta vez no hable de vilezas ni de abominaciones, es tiempo de amnistías (19:24:56).

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