miércoles, 4 de mayo de 2016

4 de mayo de 2016. Miércoles.
SIN VERDADES

Buscando verdades, en Las Salinas de San Pedro del Pinatar. F: FotVi

-Cojo un puñado de sol (realmente lo cojo) y lo amaso en mis manos, y, como si fuera ámbar con calor de carne, lo refriego en mi pecho, para calentar y debilitar así mi resfriado, que, casi abatido ya, va de huida; es lo que hacíamos de niños, en el tiempo del hambre y del frío en la escuela. Con ironía, y bajo el chamizo de la escuela de su propiedad, nos lo hacía hacer el maestro Navillo, que, a la sombra de la brevedad o esquema de su bigote, reía divertido. Y daba resultado: la fricción del sol en el pecho nos calentaba sin quemarnos, y, al tiempo que a la clase, alegraba a la raíz cuadrada y a la oración gramatical. Porque alegres nosotros -y el maestro-, la sabiduría tomaba forma de luz en nuestra mente y la incendiaba, llenándola de números y enigmas, de palabras. A un servidor, como no iba para banquero y le gustaba lo arcano, le dio por las palabras, olvidando un tanto los números, que luego en alguna ocasión eché de menos; pero sólo como se echa menos, en ocasiones, el no ser pájaro y volar o el no ser pez y nadar, y, como diría el poeta bíblico: «trazando sendas por el mar». Con estos recuerdos, y desde la nueva infancia que ahora vivo, me siento libre, átomo, estrella, juguete, luz, sombra, araña, libro, rebeldía, película en cine de barrio, niño con frío buscando un rayo de sol en la Plaza Vieja de Molina, y siento, Diario, que todo, con el dolor y la alegría presentes, y las ausencias latiendo, todo es «credo, amor y ensueño, y boca, / sin verdades, quizá, pero con alas» (19:55:04).

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