domingo, 16 de octubre de 2016

16 de octubre de 2016. Domingo.
FALSOS SOLES

Nacimiento del sol, en Murcia. F: FotVi

-Contemplo, absorto, salir el sol. Sale con la lentitud de un largo sinfónico (Albinoni, adagio) y, poco a poco, como un tigre que se desperezara, va invadiendo la inmensidad del cielo, apagando estrellas. Hay, sin embargo, una que se resiste: el lucero de la mañana. Parpadea encandilado un tiempo, pero, al fin, sucumbe. Como nuestra sociedad, invadida por falsos soles, o soles de farol nocturno y vacilante de película. El inefable sol del poder, envanecido, aparentemente escuchador, humildemente prepotente, disimuladamente despótico. El poder, que todo lo pone en dirección a sus intereses, sin mezcla de generosidad alguna. Y el dinero, tan íntimo del poder, tan humillado ante el poder, tan de la mano del poder. Y el prestigio, que, al mirarse así mismo, distorsiona, encubre, vela todo lo demás. El sol del cielo se levanta majestuoso y luego, al atardecer, declina con la humildad del vencedor desprendido; tras darlo todo, se desliza por el horizonte hasta perderse en su inmensidad, en su casa de la noche, silenciosa bóveda de estrellas. Con la luna, como don para las sombras. La noche en la que los gatos maúllan y los perros tiran ladridos a la luna, con la lengua fuera, encendida. Y esta mañana me preguntaba yo: ¿Qué pensará el sol -si es que lo dejamos pensar- de todo esto: el hambre, la guerra, las muertes, la pobreza, la barbarie, la belleza, la luz, el lenguaje de los bosques, la inocencia de un niño? ¿Qué pensará, Diario? ¿Piensa el sol? ¿O el sol no piensa y soy yo el que está pensando por él? (18:11:50).

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