martes, 10 de enero de 2017

10 de enero de 2017. Martes.
JUGUETE ROTO

Tejiendo telas de araña, en las Salinas de San Pedro del Pinatar. F: FotVi

-La adolescencia ya no es el prólogo hermoso de una mayoría de edad que está ahí, a la vuelta de la esquina, sino una vejez avanzada, con pocos años además. Me refiero a cierta adolescencia. Por lo que carece de experiencia a la que acudir en caso de necesidad, en caso de derrumbe espiritual o íntimo, en caso de ruina emocional. La vejez no está ya en los años, sino en las manos, donde se dan cita las obras que teje y enrama la mente. La mente que agita, desea, hace tinglados, monta, derriba, se mofa, ríe, llora, y hace una catedral gótica antes de ponerla en manos de un artífice iluminado. Sin embargo, cierta adolescencia actual ha perdido la mente y ha ganado las manos. Las manos metidas en el pavoroso ejercicio del botellón. Determinada adolescencia, ya no piensa, llegado el día (o la noche) sólo bebe, hasta caer en el charco de su propia falta de estimación. Un charco de ignominia, de degradación, humillante. Allí chapotea la adolescencia hasta sentirse vencida, subyugada: hecha, Diario, juguete roto de hospital, un muñeco desbaratado en una camilla, camino de la nada (18:34:28).

2 comentarios:

  1. Los adolescentes, tan pronto como se unen a la manada, se agrupan en pandas de "amigos" de quienes se fían más que de sus "carcas" progenitores y, ya hechos unos machotes, sacan pecho abrevando en comunidad, sin dar importancia a la pérdida de su viveza espiritual ni a romperse el cuerpo. Mal augurio para una sociedad inmediata.

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    1. El peligro está en la "manada" y en la dejadez de muchos padres, que se amilanan ante el hecho de que les llamen anticuados, o "carcas". Mientras "abrevan" en pandilla se sienten fuertes y no reparan en nada, ni siquiera en el valor de la vida y de su libertad. Mal augurio, José María, si sigue la cosa así.

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