viernes, 5 de enero de 2018


5 de enero de 2018. Viernes.

NUBARRONES

Esta noche, llegará la ilusión, por entre nubes. En Murcia. F: FotVi

-Cinco de enero y sin llover -quiero decir, por estas tierras de luz y sequedad, y de asombro por ver una gota de agua convertirse en una onza de oro, vegetal; no parece que estemos a punto de dar carpetazo a la Navidad. Unas navidades sin lluvia -y sin nieve-, son navidades casi fallidas. Menos mal que nos ha nacido el Emmanuel (Dios-con-nosotros), que es la otra lluvia de Dios sobre la tierra, la de la gracia. O la otra gran nube (sin rayos, sin truenos, sólo con relámpagos de amor) sobre la tierra. Pero hay otra gran nube que amenaza nuestras vidas: la de los populismos (a derecha y a izquierda), que oscurecen nuestro horizonte de negros nubarrones, famélicos por hacer el mal, ávidos por destruir. Nubarrones que son como aves de mal agüero. En lo político, en lo social, en lo económico, y aun en lo religioso, que no suele entrar en política, pero sí sufrir sus consecuencias. Por ejemplo, queriendo liquidar tradiciones y cabalgatas de ilusión, con magos (y magas) que no llegan de oriente, sino del carnaval. Y así los niños, absortos -sin saber de qué va-, viven dos carnavales, el de la Navidad y el del Carnaval de carrozas y charangas, pero sin estrella y sin Niño divino al que adorar, solo con descaro y murgas, que oscurecen el juicio y, a veces, hasta la estética. Aunque también, a veces, sean deslumbrantes en belleza y arte, y dignos de ser admirados. Pero yo abogo por que la Navidad sea Navidad, y el Carnaval, Carnaval, sin intercambios mal intencionados y cutres, sin arbitrariedades molestas. Yo, esta noche, Diario, soñaré que los Reyes Magos me dejan en el balcón un libro nuevo que editar -Y atrapé el viento, quizá- y un poco de humildad para que, siendo viejo como lo soy, no me crea joven y sin dolencias, aunque los sueños los tenga intactos y veloces, y pueda subirme a ellos y cabalgar, con don Quijote y Sancho, en un Clavileño volador, cogiendo estrellas y «desfaziendo entuertos». ¡Ah, qué más quisiera yo! Pues lo quiero (13:30:54).

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