viernes, 31 de enero de 2014


31 de enero de 2014. Viernes.
DESVANECIMIENTO
Tiempo y ruina, en Selçuk. Turquía. F: FotVi.
-Se esfuma enero, se pira, más que desvanecerse, huye, y nos deja huérfanos de algo que ha sido nuestro y se ha evaporado. Arena que ha escapado entre los dedos. Un trozo de nuestra vida, quién sabe si un ay de dolor o un instante gozoso, se han ido con él. Y, en este caso, lo que se va, ya no vuelve. Como jamás vuelven, según un dicho árabe, una bala disparada o una palabra hablada. O una nota que un dedo hace saltar de la cuerda de un violín. Salta la nota, descose el silencio, asombrándolo, y ya no retorna, aunque se recomponga el descosido del silencio. Es decir, descendiendo hace tiempo del vértice de la pirámide a la que ascendí en cierto momento ilusionante de mi vida; y descendiendo, además, ahora, Diario, tal si un alud me empujara; torrencialmente, como diría Simone de Beauvoir. ¡Ah, enero, acabas de irte y qué lejos se te ve ya! (18:58:32).

jueves, 30 de enero de 2014


30 de enero de 2014. Jueves.
EL RUIN DINERO
 
Pequeñas gotas de luz, en el jardín. F: FotVi
 
-Sol y un viento que trae agujitas de frío (¡ya que fueran de pino!) en su vuelo; el sol quiere pero no puede: en invierno, es su papel: iluminar sin agresividad. Y, mientras, Pedro Jota, periodista, se eclipsa y Jiménez Losantos brama. El Mundo («mi periódico») ha dejado a Pedro Jota compuesto y sin juguete. El Mundo y yo (decía Jota), mayoría aplastante. Pedro Jota, la uña del periódico El Mundo, se ha quedado sin dedo con el que, llevado a los labios, hacer callar (y temblar) a la gente. Jiménez Losantos echa espuma por la boca. Ellos (él y el otro), los más grandes, perseguidos por la adversidad llamada Rey, Gobierno y Oposición, dice él. Entre todos lo mataron y él solo se murió, digo yo. (Menos mal que esta vez no ha nombrado a la Iglesia). Nada menos que el Rey (que quizá), el Gobierno (que también) y la Oposición (que sin duda) se han cargado al paladín de la libertad y de poner los puntos sobre las íes de la democracia y la honestidad. Pedro Jota y Jiménez Losantos, la conciencia del mundo, como Pepito Grillo lo era de Pinocho. Salvo que se diga la verdad, y entonces se advierta que la causa de todo este tinglado es el money, la pasta, la pela, el ruin dinero. ¿No vendes periódicos? Pedro Jota, a la calle. Otro vendrá que malo te hará, o eso creen los jefes de la cosa. Pedro Jota y Jiménez Losantos no lo creen así. Mejor para ellos. Y, en éstas, que muere otro poeta, Félix Grande. Otro más. El mundo, el otro mundo, el de la belleza y la verdad, el de la fragilidad trascendida, sí que muere un poco cuando lo hace un poeta. Que el poeta Félix Grande, Diario, descanse en la paz de la Palabra (20:16:39).

miércoles, 29 de enero de 2014


29 de enero de 2014. Miércoles.

LA FLOR DE ALMENDRO
 
Quebradiza belleza, en el jardín. F: FotVi
 
-Se me aparece el día, parpadeo, y lo bendigo. ¡He despertado!, digo, y, luego del parpadeo, del asombro (signos de admiración), la bendición. La ortografía habla como las palabras, o más. El asombro, como el horror, o el deseo, en la escritura, se hablan, se expresan, con signos de admiración. ¡Ah, el signo de admiración! Y en los signos de admiración queda dicho lo que la escritura no puede decir. Se abren los ojos como platos y, así abiertos, ante el asombro, dicen: ¡Oh!, con más signos de admiración. Y, tras el parpadeo y la bendición, rezo, hago mis abluciones (y la cama), y viajo a Murcia. Y, en el camino, otros signos de admiración para los almendros, ya en flor. Se adelantan al tiempo, y se visten de un esplendor frágil, caedizo, pero sublime. La capilla Sixtina de la naturaleza está en los almendros floridos, en su bellísima presencia casi invisible, por quebradiza. Me digo: el almendro, pincel vegetal de flores, y en éstas que llego a Murcia. Hago mi compra eclesial, y, de vuelta, pienso de los almendros lo que Francisco Umbral de Pepe Hierro, el poeta: que la flor del almendro «es la música asustada» de la naturaleza. Hago una comida frugal y, tras una breve dormición, cojo otra vez el coche, y a San Blas, donde el santo espera ser celebrado, no por su santidad, sino por la santidad de la que lo ha investido Dios. Como Jesús, murió en cruz, cubriéndose así con la vestidura blanca del martirio. Gran chaparrón (de lluvia: ¡pobre flor del almendro!) y vuelta a casa, a contar lo que estoy contando y a leer esta vez a José Emilio Pacheco, muerto hace unos días en olor de poesía. Así dice, así habla, uno de sus poemas titulado Copos de nieve sobre Wivenhoe; dice: «Entrecruzados / caen, / se aglomeran / y un segundo después / se han dispersado. / Caen y dejan caer / a la caída. / Inmateriales / astros / intangibles; / infinitos, / planetas en desplome». Diario, qué belleza, casi tangible, casi como la flor de almendro (20:34:17).

martes, 28 de enero de 2014


28 de enero de 2014. Martes.
DE POESÍA
 
Quizá poesía, en el jardín. F: FotVi
 
-Sin ideas con las que idear, sin rima con la que rimar, sin ritmo con el que ritmar, sin palabras con las que asombrar, ¿qué clase de poesía es ésa que carece de todo este mundo de utopía y ensoñación y la llaman hallazgo? Es decir, la idea por lo del embrión, la rima por lo de la cadencia, el ritmo por lo de la percusión, las palabras por las que la nada se salta todas las reglas del juego y, como la luz o el silencio, habla. Si el poema no es esto, Diario, llámalo sólo suceso, o falacia, o simplemente desencanto (19:18:07).

lunes, 27 de enero de 2014


27 de enero de 2014. Lunes.
IGLESIAS VACÍAS
 
San Salvador en Chora, Estambul. Turquía. F: FotVi
 
-Lunes y sol, y un vientecillo de poca monta, que, sin embargo, orea; es decir, redime de la humedad, que aliada con el frio (o con el calor) quema, en este caso de frío. Ayer celebré misa en San Blas, como cada domingo, con gran afluencia de fieles; hacía buen día. Así quedaba en entredicho lo que aseguran los progres irredentos y sus adláteres mediáticos. Raúl del Pozo en El Mundo, por ejemplo, con Antonio Gala, y, sin excepción, todos los de El País, no sé cuántas veces han cerrado las iglesias y abierto sólo las sacristías, por falta de ovejas del rebaño (dicen ellos) del Señor. No hay ovejas, no hay rebaño, se cierra el redil, su cobijo. Iglesias vacías, dicen, y les regocija decirlo, y airearlo. ¡Debe hacer tanto bien una iglesia vacía a una progresía eufórica y laica! Una iglesia vacía, para ellos, es la fiesta del laicismo, su templo sin deidad, su ágora de la burla.
         Pero no dicen (no sería políticamente correcto) que, sin embargo, los centros de acogida de Caritas están a tope todos los días, que también, por esta razón, deberían llamarse días del Señor, como el domingo. Y están a tope de gentes que buscan un plato de comida y un trozo de pan, porque hay voluntarios a cientos, que también van a las iglesias (vacías, según el progresismo, más que ilustrado, avispado), y dan su tiempo y su generosidad para hacer posible esa realidad solidaria, que es dar de comer al hambriento, obra de misericordia que se enseña, por cierto, en las iglesias (vacías, según la progresía sin causa). Es extraño e inexplicable ver iglesias vacías, según dicen, y centros de Caritas llenos de gente que da y gente que recibe, en armonía humana y solidaria. Unos, ovejas de las iglesias (vacías), Diario, dan sin humillar; otros, sin marca de rebaño, reciben sin sentirse rebajados, todos unidos en la caridad, el logotipo de Jesús, su carta de presentación, su evangelio, que se enseña, qué casualidad, en las iglesias (vacías) (19:02:36).

sábado, 25 de enero de 2014


25 de enero de 2014. Sábado.
 
LÁGRIMAS ÍNTIMAS
 
Ojos y manos hablando, en Las Palmas. F: FotVi
 
-Despertar y encontrarme con «Un buenos días» floreado de Candela, es un despertar con brotes de olivo o una gota de ternura en la punta de la lengua del WhatsApp, que se gusta como si fuese hueso de dátil, paladeándola golosamente al ritmo del moverse de la lengua. Hoy he despertado con cuatro fotos de Candela, y un «Te quiero mucho», que todavía me martillea en esa lágrima que está a punto de salir siempre en el lagrimal de los viejos y no se atreve, porque es lágrima que cae mejor dentro que fuera. Las lágrimas íntimas, de clausura, son las que más dicen, aunque no se oigan. Dicen al que las lleva dentro, porque las vive más, y las llora sin ruido y sin llanto, solo. Se oye mejor a la lágrima que danza en el interior de uno, que las que salen fuera. Mis lágrimas son mis lágrimas y no las presto, su música me la oigo yo solo, con audífono incluido en el oído, sin sobresalto de coche que pasa o grito que agreda al silencio. Decirte, Candela, que hoy te he oído en mis lágrimas alegres; y he oído cómo jugabas en ellas, y recitabas los números en español (la lengua de la ondulaciones), y en inglés, que suena a cabalgada de cowboys en el oeste americano, tan polvoriento y confuso es. Y no sabes otra cosa que no sea tu inocencia y tu capacidad de asombrarte, hasta con el vuelo de una mosca. Las moscas, tan perversas. Perdona, Diario; pero hoy he sido feliz así, hasta el extremo de poder decir a estas horas: un día más (la botella medio llena: optimismo) y no un día menos (o la botella medio vacía: pesimismo). Así es la vida: hecha, al fin, de tan pocas cosas (19:45:00).

viernes, 24 de enero de 2014


24 de enero de 2014. Viernes.
 
LIMPIEZA
 
¿Copos de nieve?, en el jardín. F: FotVi
 
-Hoy toca limpieza, es un modo de hacer que lo viejo o arqueológico parezca joven y que disimule así lo que tiene (sin que sea peyorativo) de patriarcal y longevo. La limpieza huele bien, como la hierba cortada. Hay veces que entre lo viejo y lo nuevo sólo se interpone el olor; oler a viejo, decimos, y entonces se piensa en polvo, en polillas, en libros en hilera y firmes en una biblioteca, adiestrados para el silencio; u oler a joven, y todo es lavanda y floración, alegría de respirar hondo y exclamar ¡ah!, como si se aspirara un modo de felicidad. Es la alegría del buen olor; hasta oler a santidad se dice cuando se huele a virtud. Quien huele a virtud, huele a algo de Dios, decimos, y, sin saber a qué, advertimos, sin embargo, que no solo no sabe mal, sino que reconforta. Oler a santidad es percibir la paz, la piedad, lo humilde, el saber que no hay traición, que ahí se halla lo amistoso, que se puede escuchar y que te escuchen, que es palpable la libertad, y el amor… Hoy ha tocado limpieza; Iván y Carmen han dejado la casa como los copos de la nieve, que decía mi madre; tanto, Diario, que, cuando ellos se han ido, he tenido que apartar la nieve de la puerta para poder salir y entrar a casa. Bueno… (20:32:48).

jueves, 23 de enero de 2014


23 de enero de 2014. Jueves.

HIMNO FINAL
 
Será aleluya, en el jardín. F: FotVi
 

-Vuelve el sol, aunque sea con lumbres de acuarela; y también el gato que cada mañana cruza el patio y, al verme, huye hecho un basilisco. ¡Qué le habré hecho yo al gato! No sé, me ve y huye endemoniado. Los pomos del geranio, sin embargo, me ven y me dan los buenos días, que yo les devuelvo. Todo es cuestión de confianza, y de diálogo. El mundo sigue moviéndose en la balanza entre el bien y el mal; unas veces es bien, pocas, pero excelsas, y otras, casi todas, mal. El bien está en el niño -ha sido noticia en la prensa- que salva del fuego a parte de su familia y muere al intentarlo con el abuelo y un tío paralítico. Un héroe de 8 años con nombre y apellido: Tyler Doohan. Salvó a seis; pero no pudo con el tío y el abuelo, al que adoraba, dicen. Él se inmoló con ellos; y no subirá a los altares oficiales, quizá; aunque ya esté, sin duda, en el auténtico altar de Dios, su amor.
          Me gusta más la santidad de andar por casa que la de los grandes aspavientos. Yo, desde hoy, tendré a Tyler (al igual que hice antes con mis hermanos mártires Consuelo y Alfonso), como un santo de mi devoción, al que rezaré y tendré por intercesor, y modelo. Tyler, desde ayer, es uno de «esos que están vestidos con vestiduras blancas», por ser también uno de «los que vienen de la gran tribulación», según canta el Apocalipsis. Ser inocencia (o vestir vestiduras blancas) y ofrecerla en holocausto por amor de Dios es santidad. No todo es mal en el mundo, también hay días de bien y rosas. Morir por salvar, es el otro modo de la cruz, o la sombra alargada de la cruz. La cruz puede ser clavos en un madero o ayuda a un leproso que grita: piedad. O trasiego de amor en una caravana que arde. La cruz siempre es trágica, también la de Tyler, pero, si la cruz es salvadora, Diario, se hace gloriosa; y el aleluya es su himno final (19:00:36).

miércoles, 22 de enero de 2014


22 de enero de 2014. Miércoles.

CATARATA
 
Música vegetal, en el jardín. F: FotVi
 
-Hoy, decir que es mi santo (San Vicente mártir) y que he recibido felicitaciones que me han emocionado. Una catarata de felicitaciones. Bueno, quizá sólo un caño de fuente de plaza pública de felicitaciones. La primera, la de Paqui y Candela, desde Las Palmas. Candela aún dormía, pero Paqui ha puesto voz a su felicitación (en WhatsApp, la más rápida diligencia-correo que haya habido jamás) y me he sentido realmente feliz, y es que Candela es mi punto débil, donde la ternura ejerce y se manifiesta o con una lágrima o con un suspiro. Con ella, me ocurre todo, hasta hacerme como niño. ¿Debilidad? No, es la fortaleza de lo inocente, de lo que no tiene ni vuelta de hoja ni doblez. La inocencia casi siempre vence, incluso cuando parece no ganar. Porque la inocencia es amor, sin exigencia de devolución, amor de un darse infinito; desde la inocencia se ama, sin preguntarse qué me deparará este amor. Es un amor libre, sin ni siquiera un azul celeste que cruzar, y que no busca respuesta. Y este obrar es siempre victoria. Luego, han venido más felicitaciones: de San Pedro, de Pliego, de San Blas, de familiares (cuñada, Javi), y desde otros lugares entrañables de la amistad, como desde facebook. Y una felicitación especial, la llegada desde Pliego, de un amigo de los años 50, cuando yo era un infante de 22 años, a punto de los 23, y que entendía por Pedro el de la Farmacia, joven de la Acción Católica entonces, y cristiano de fe y buenas obras ahora, dicen. En fin, Diario, un día feliz, con poema incluido de madrugada, que me ha quitado el sueño, pero no las ganas de morder la manzana de la literatura y descubrir las pepitas de su corazón, que siempre saben a música; por lo menos, a música vegetal (19:47:56).

martes, 21 de enero de 2014


21 de enero de 2014. Martes.

GRITOS Y FUEGO
 
El grito, de Munch. F: Google
 
-Día soleado, ayer; hoy, día gris, y fresco. Día gris, pero sin la belleza de la ceniza, con la que se trae un parecido, por carecer aquél de brasa interior; día gris, pues, y sucio, aunque de vez en vez y entre nube y nube, enseñe el sol su brasa invernal o su lumbre fría, cansina, de  modesta lucerna romana. Entre tanto, el País (España) está tan gris como el tiempo, y tan invernal. Se suceden acciones antidemocráticas que van venciendo a la democracia; la democracia se amilana y hace de avestruz, esconde la cabeza y los anti le arrancan plumas y, con burla, la llaman la desplumada. En este País vale más un encapuchado con cóctel molotov en la mano que mil votos, o que todos los votos. En este País no hay ley, porque, quien quiere y puede, se la salta. Ejemplo: El Mas (o menos: qué mal chiste) que desgobierna, con barretina y pulso nacionalista, a una Cataluña cada vez más rebaño conducido (no toda) y menos sociedad, pensante (no toda). Otro ejemplo, el de los encapuchados con mechero en Gamonal, el barrio revolución de Burgos. Unos pocos días de quema y gritos y se consigue lo que no aclaran los gritos pero sí el fuego: gritos y fuego contra el sistema. Tampoco a mí me gusta el sistema, pero no voy por ahí pegando fuego al día y a la noche, al tirio y al troyano; mi fuerza es mi voto, para darlo o para quitarlo, o para jugármelo a copas (yo que no bebo). La democracia es voto y ley; si fallan uno u otra, no vuela el pájaro, el sistema, y se cae la utopía, o la convivencia ordenada y en paz, el menos malo de todos los sistemas. Hay otros ejemplos de saltarse la ley a la torera, que no voy a señalar; sólo uno, Diario, el de la corrupción, que, en tiempos de penuria para la mayoría (85 ricos en el mundo poseen tanto como 3.500 millones de pobres), es  injusta y provocativa, o de grito inconformista de Munch…, pero sin fuego (19:58:42).

lunes, 20 de enero de 2014


20 de enero de 2014. Lunes.

JUGANDO A LOS DADOS CON LOS AÑOS
 
Juego de dados, en Google
 
-Ayer, domingo y lluvia; doble felicidad. Porque la lluvia es como una metáfora que define lo que es la fiesta dominical. Para el creyente, el domingo es una fiesta de palabra, de pan, de vino, de fraternidad; y para la tierra, la lluvia es su fiesta de vida y ensoñación, de hojas y frutos, y algún pájaro, que no es hoja, pero que es parte de su mundo y su sinfonía. Feliz el árbol que acoge un nido, oí decir a un roble viejo, sabio él. El domingo y Dios; y la lluvia y la vida, que es otro modo de decir bien de Dios, que hizo el cielo y la tierra, con la lluvia y los océanos.
Sin embargo, la lluvia, a veces, hace que el personal se lo piense dos veces antes de  salir de casa. La lluvia, o el dulzor del hogar caliente, y se lo piensa uno; y casi siempre vence la opción de la comodidad del sofá y un libro en la mano o la otra del sofá y el agujero negro de la tele, que, aunque acierte y se redima alguna vez, tantas cosas, no obstante, se traga, desde lo ético al buen gusto, e incluso la buena marcha afectiva y de comunicación en la familia. Si habla la tele, la familia calla y mueren las palabras que unen, y las miradas que explican lo que quizá no dicen las palabras.
Ayer, yo que salí de casa y me mojé, me temí lo peor en lo referente a la asistencia a misa, en San Blas. Tanto es así, que mi amigo Luis, se quedaba, dijo, para hacer bulto, él que sólo había ido por cuestiones técnicas. Es el caso que llovía bien y con ruido de bendición; un concierto de tamborileo de los dedos del aguacero sobre la carrocería del coche. Bella percusión, que un servidor suele disfrutar. Y, llegado a San Blas, volví a mojarme y toqué a misa; abrí la iglesia y esperé. Y no ocurrió lo que temía: fueron llegando los fieles, primero los más ancianos (Inés, faltó Concha, 95 años), seguidos de los más jóvenes (mis nuevos lectores) y luego el resto: respetable asistencia. En la homilía hablé de la lluvia, que como la palabra de Dios, cae y no se marcha sin dar fruto; y del bautismo de Jesús, también hecho con agua, bautismo de agua se llamó. Y, tras la catequesis a Irene y Saray, el resto del día, en casa, leyendo, escribiendo, jugando a los dados con los años, mis años, y no dejándome llevar por la melancolía, que, en estas circunstancias de lluvia y soledad, se hace más insistente y belicosa, y se pone al oído a incordiarme, pero a la que venzo jugando a los dados con los años, y con Candela que, desde Canarias, me invita a cenar, la cena que (tres añitos) ella misma hace, dice; por supuesto que no pude ir.
Así fue, Diario, mi día de domingo e inclemencia; bello, por estar hecho, como diría Umbral, con palabras de lluvia (18:42:48).

domingo, 19 de enero de 2014


19 de enero de 2014. Domingo.

EL CORDERO
 
Bella sencillez, en el jardín. F: FotVi
 
-Siempre ha sido agradable escuchar o decir la palabra cordero, ese animal suave y frágil, de movimientos casi de niño, que bala gorjeos y celebra con saltos su asombro por la vida. Cordero, referido a Cristo, es calificativo que ya la adelantó la profecía, en Isaías.
Iba ya Asías por el capítulo 53 de su monumental obra, cuando escribió (o dejó en el aire) esta palabra: «Como un cordero al degüello era llevado»; sin abrir la boca. Posteriormente, Jeremías repetiría el concepto: «Y yo que estaba como cordero manso llevado al matadero…» Hasta san Juan el Bautista, que, tras rasgarse los cielos y oír al Padre decir: «Éste es mi hijo, el amado, mi predilecto», señala a Jesús y dice: «Este es el cordero de Dios que quita el pecado del mundo». Jesús, el cordero, o la debilidad graciosa, que va al matadero, a la cruz, sin dar un balido; y que en esa cruz quita, borra, aniquila, los pecados del mundo. Pero no sólo los quita, sino que los asume, carga con ellos. La cruz es el trágico signo del pecado al que Jesús se ata; sólo hay un cirineo que le ayudará a llevar la cruz durante un tiempo, porque, al final, él carga con todo el dolor humillante y trágico del madero y se deja perder en él. Jesús, como siervo, dijo una vez: «Aquí estoy, Señor, para hacer tu voluntad», y cumplió hasta el extremo. El cordero, o la debilidad, Diario, salvando; Dios actúa siempre desde la sobriedad, nunca desde el boato (19:31:37).

viernes, 17 de enero de 2014


17 de enero de 2014. Viernes.

EL BIG BANG DE LA LOCURA
 
No es espejismo, en el Pardo. F: ABC
 
-Abrir los periódicos digitales (o los otros) es entrar en el Big Bang de la locura. Es tal el asombro que produce su lectura, que amenaza con salirse de los ojos; ojos desojados, estallados, por el asombro. El asombro no cabe en los ojos, como un tsunami no cabe en el mar, y los desborda. Leer los periódicos es ponerse a llorar; todos hablan de aquello que les duele a ellos (su ideología, sus intereses, sus manías, su relativo modo de ver las cosas, su estar o no estar en este o aquel bando…), y no de lo que de verdad interesa al personal, huérfano de foros donde poder oírse y ser oído, en libertad.
En general, en ellos no habla la verdad sin adjetivos, sino una verdad sujeta a apegos y querencias, a éticas relativas, a éticas del «según convenga o no», la ética, en todo caso, del buchaca; es decir, del bolsillo. Según sea el tema, lo que aquí es bueno (ABC), allí es malo (El País), y, en el más allá aún (El mundo), pésimo: o a la viceversa; y si de nacionalismos se trata, ahí están otros (La Vanguardia), que por el plato de lentejas, las subvenciones, dejó de ser española para convertirse en sólo «dame pan y dime tonto», o catalanista «con derecho a decidir», o lo que le echen, digo. Ah, aquel españolísimo conde de Godó, deambulando, ahora, por los vericuetos de la cuerda floja (funambulismo) de la secesión, o sedición. El periodismo, que debiera ser aséptico, aunque sin decapitar el sentimiento, nunca, se convierte así en patio de Monipodio, donde cabe todo lo que a él le convenga: brujas, líricos de la mendicidad y el robo, estudiantes de no dar golpe, ciegos de alma y viejos de bayeta y «rosarios de sonoras cuentas en las manos», viejas haldudas de lengua perversa y portes de mole, todo.
De lo anterior, se deduce que en el mundo del periodismo, en general, no hay verdad total, sino puntos de vista, casi siempre interesados, análisis mal intencionados, a veces, y, aun en las gracietas más divertidas, hasta fanatismo. Lo que para determinada prensa es bueno y nítido, para la de enfrente es perverso y oscuro; no hay término medio: el bien, aquí, en este mi coto cerrado de la verdad, y el mal, allí, donde se dan cita todos los infiernos de Dante. Diario, el Big Bang de la locura (20:07:28).

jueves, 16 de enero de 2014


16 de enero de 2014. Jueves.

A 56 AÑOS VISTA
 
San Fulgencio, acuarela y foto de Zacarías Cerezo.
 
-Ya es difícil que de una familia nazca un santo, o un profeta, o alguien extraordinario en el saber o en el obrar, como un Alejandro Magno o un Einstein, o un San Agustín, es un decir; uno, todavía, pero cuatro a la vez, ya es un hermoso y celestial desmadre, un desmoronarse el cielo sobre una familia en aluvión de gracia. Dios, en Cartagena, y en el alfar de su gracia, haciendo santos, uno detrás de otro, como cerezas enlazadas, sin pereza.
             Hoy, tanto la iglesia católica como la ortodoxa, celebran la santidad de Fulgencio, hijo de Severiano y Túrtura, y hermano, a su vez, de Isidoro, Leandro y Florentina, asimismo santos como él; de Teodosia, la quinta hermana, también fue santo su hijo Hermenegildo, y es que Dios, a veces, toma de su santidad y la reparte a manos llenas; y allí donde la lluvia de su gracia es fecunda y crece, se hace la justicia, que es virtud y presencia luminosa de Dios. Pues eso, y no otra cosa, es la santidad: presencia excitante de Dios en la vida del hombre. Yo, a 56 años vista de mi última celebración en el Seminario de la fiesta de San Fulgencio, añoro aquellos días de paz y de fiesta, de juventud audaz e idealista. Enero era un mes especial: llegados de las vacaciones de navidad el día 7, el 13 y el 16 ya eran fiesta: el 13, el santo del rector, Belisario, y el 16, san Fulgencio, patrono de la diócesis y del seminario. Había misa en la Catedral, con Obispo e inciensos, y procesión claustral (interior de la Catedral) con el cofre donde reposan restos del santo, sus reliquias; cantaba la Schola Cantorum y, tras la liturgia eclesial, y en el patio del Palacio Episcopal, la otra liturgia gastronómica del boniato y el sorbito de mistela, que aún sigue. Un sorbito de mistela, sólo, que no había que pasarse. Hoy, Diario, es un día de nostalgias entrañables y de tiempos idos, y añorados, los tiempos del seminario (20:59:02).

miércoles, 15 de enero de 2014


15 de enero de 2014. Miércoles.

EL SOL
 
El Sol, Madrid. F: Google
 
-Entonces, como ahora. Como suele decirse, corría el año 1921, aproximadamente por estas fechas, y un español sabio (rara avis por estos lares) escribía sobre España y lo hacía con respeto y amor, y casi a modo profético. La sabiduría lleva a la profecía, e incluso, a veces, se hace poema, o asombro ritmado.
Este español escribía en un periódico liberal y regeneracionista, El Sol, y decía entonces: «Los pueblos triunfan por sus virtudes y buenas dotes, pero fracasan por no atender en sazón a sus defectos. El coloso de piedra olvida sus pies de barro. España, más que los pies, ha tenido de barro la testa». Para añadir: « ¿Cómo convencer a un pueblo entero de que es poco inteligente y de que no se salvará mientras no se convenza de ello?». Y concluía con estas consideraciones: «Primera. Un pueblo vive de lo mismo que le dio la vida: la aspiración. Para mantenerlo unido es preciso tener siempre ante sus ojos un proyecto de vida en común. Sólo grandes, audaces empresas despiertan los profundos instintos vitales de las grandes masas humanas. Segunda. Esas grandes empresas no pueden hoy, por lo pronto, consistir más que en una gigantesca, dinámica reforma de la vida interior de España… Tercera. Nada de eso se puede iniciar sin convencernos antes de que en España hoy, como siempre, es reducidísimo el número de hombres (y mujeres, diría yo por aquello de lo políticamente correcto) bien dotados… Culto al hombre selecto», concluye.
Y casi nada más que añadir. Decir sólo que quien escribía esto era Ortega y Gasset (no son dos, es uno sólo), haciendo entonces un análisis que aún hoy es válido y aplicable a nuestra política nacional de desvaríos. Era éste el epílogo de la primera parte del libro España invertebrada, invertebrada entonces e invertebrada ahora; es decir, como una ostra, Diario, vaciada, sin gajo y sin la posibilidad de crear perlas, o una obra maestra (20:29:09).

martes, 14 de enero de 2014


14 de enero de 2014. Martes.
COSAS PEQUEÑAS
 
Bosón de Higgs, en el laboratorio. F: CERN
 
-Hay cosas pequeñas y rutinarias que apenas advertimos: un latido; el hecho de poder deletrear o distinguir los colores; el tic tac del reloj que mide y hace que suene el tiempo; el pájaro que salta al percatarse de nuestra presencia y pía; la luz y su oscuridad (lo siguiente de la luz, siempre); el silencio y el ruido, y lo que aquél dice, o los ruidos que hablan cuando el silencio calla; el día y sus cicatrices, con sus venturas y desventuras, o con sus más y sus menos; la nada que hay al otro lado de todo, la nada que nos inquieta porque se parece o a la muerte o a la ausencia de alguien; el paso que damos sin tener conciencia de si podremos dar el siguiente; las rodillas: andar, arrodillarse; los codos, en los que se apoya el estudio; las manos que todo lo saben, lo que es y lo que no, lo que huye o se queda, dónde están y dónde no el frío y el calor, si en otras manos o en la boca, donde las palabras, que dicen y callan, las manos artesanas y lúdicas, y guerreras, a veces, tristemente guerreras; la florecilla que nace sola en cualquier lugar inesperado y es toda ella un jardín, el jardín de la florecilla sola, loa del amarillo casi siempre; el vaso con agua, donde se insinúan el río y el mar, y el rielar de la luna, mar con su cohorte de vida y abismos, y cabrilleos, y odiseas y playas en las que arribar con Penélope hilando, que espera; la gota de rocío, única, e imagen ella sola de todo el cosmos, como una galaxia posada en una hoja del césped, donde luce; la misma hoja de césped que, de no haber estado ahí, no habría podido reinar como luz y esplendor la gota de rocío; la miel del tarro en la que miles de abejas laboraron. Cosas pequeñas, Diario, como tú y como yo, y mi pequeña fe en el Dios grande, que sí que se fija en todo: en lo inabarcable del espacio y en su bosón de Higgs, tan diminutivamente importante; tanto que sin él, dicen, no existiría la materia. Diario, ¡las cosas pequeñas! (19:40:54).
 

domingo, 12 de enero de 2014


12 de enero de 2014. Domingo.

BELÉN MAYOR
 
Bautismo de Jesús. Ares. (Galicia). F: L. García
 
-Con el bautismo de Jesús en el Jordán, se nos acaba el dulce e ingenuo belén de andar por casa, o el otro belén municipal de andar por plaza pública (belenes agnósticos, quizá), o el belén reclamo de andar por grandes almacenes para incitar al consumo, y aderezado todo con villancicos que beben en el río y vuelven a beber, y donde la Virgen lava pañales y los tiende en el romero, mientras cantan los pajarillos por ver a Dios nacer. Ternura, desde luego; pero también melifluidad, o melindre y afectación en estos belenes. Me gusta el belén, pero el que se conforma en el interior de cada cual con actos de justicia y derecho, y amor, que destilen paz. ¿Por qué en el belén de ahora no se expone la matanza de Herodes en el niño al que no se permite nacer (la madre tiene derecho a ser o no ser madre, dicen), o el que muere de hambre en África en plena naturaleza exuberante, con moscas en los ojos, nublados de tristeza? Belenes dulces e ingenuos los nuestros, pero deficitarios del sufrimiento y la injusticia, del mal y los pecados del mundo.
Jesús, en el bautismo del Jordán, se hace belén mayor, y esa es la razón por la que este acontecimiento también es epifanía, manifestación. Al crecer, habla Isaías de sus modales suaves, pero firmes: no quebrará lo frágil, dice, pero él tampoco se romperá en el cumplimiento de su misión. Y a este Jesús que, bajando la cabeza para recibir el agua, se hace humildad, se le pueden aplicar las palabras de la profecía: «Mirad a mi siervo, a quien sostengo; mi elegido a quien prefiero». ¿Y por qué? Porque «sobre él he puesto mi espíritu, para que traiga el derecho a las naciones». El Jesús que es bautizado en el Jordán es belén mayor, belén en el que el niño ha crecido y se ha hecho siervo, que, movido por el espíritu, implantará el derecho en la tierra. «En aquellos días y en aquella hora –anunciaba el profeta - suscitaré a David un vástago legítimo, que hará justicia y derecho en la tierra».
Justicia y derecho es lo que cada Navidad esperamos del niño y de aquellos que besan o dan a besar al niño. Porque el niño viene como siervo; es decir, el que se somete a Dios y actúa según los planes divinos, «lo mismo -dice el teólogo Cabodevilla- cuando es bendición para convertir a los pecadores, que cuando en su nombre se realizan curaciones y otros milagros». Derecho y justicia, Diario, porque esa es la profecía, y, como las estaciones del año (solsticios, equinoccios), las profecías siempre acaban por cumplirse; ésa es, con la del profeta, mi esperanza (18:50:56).

viernes, 10 de enero de 2014


10 de enero de 2014. Viernes.

LA MURALLA DE LAS DUDAS
 
Pesadilla, en el jardín. F: FotVi
 
-Siempre me han dado miedo los que no tienen miedo a nada; son aguerridos, bravos, dados a batallar, curtidos. De buena musculatura, aunque en ocasiones sólo se trate de musculatura intelectual. (A no ser que hablen sólo de boquilla). El miedo siempre es un freno, aunque pueda superarlo la necesidad o la heroicidad. Un héroe es quien ha vencido los miedos, y se apresta a superar la muralla de las dudas. Jesús, el más grande hombre (aunque Dios) de la historia, ante la cruz, tuvo miedo. El cáliz era demasiado amargo para no temerlo: cáliz con muerte y desprestigio, con humillación suprema. ¡Miedo! Todo acto de heroísmo supone una lucha previa entre el miedo y la dignidad, hasta que vence la dignidad; se es digno cuando se hace lo que se debe, aunque se haya de morir por ello. Decía alguien: tengo tantos miedos que por eso rezo, y apenas creía. Ya advertía Alonso de Ercilla que el miedo es una cualidad o rasgo de la prudencia: «El miedo -decía- es natural en el prudente, y el saberlo vencer es ser valiente». Valentía, o someter el miedo.
            Sin embargo, los hay que declaran no tener miedo. No tienen miedo incluso a equivocarse. En  muchos casos son ateos y no obstante tienen una teología de la fe en su ideología, que pasma. Una fe materialista, pero fe, que no nace de la razón sino del sentimiento. El papa Francisco, al parecer nada dogmático, ha dicho: «La ideología marxista es errónea, pero no me ofende que me acusen de ser marxista». Como a Jesús, al que el diablo le parecía ser el maligno, y no le molestaba que dijeran que hacía signos, milagros, en nombre de Belcebú. 
            Esta mañana, un marxista, ha dicho en la radio que él defendía ciertas cosas –el derecho a decidir de cualquier pueblo, como principio; el proceso de paz en el País Vasco, sin tener en cuenta a las víctimas; el derecho de la mujer al aborto, nada ha dicho del derecho a la vida…-, y las defendía, ha asegurado, porque no tenía miedo a la democracia. Y es verdad; tanto es así que cuando a los marxistas les vienen los miedos por la democracia, y pueden, la destruyen. (Cuba, Corea del Norte, China). Éstos, al contario que Vasili Grossman, nunca serán conversos a la libertad, aunque en sus pesadillas nocturnas quizá sientan alguna vez el miedo a equivocarse; miedo, Diario, que sería un hermoso modo (soñar que uno se equivoca) de salir de la estupidez y el particularismo, que diría Ortega, y entrar en razón (19:09:04).

jueves, 9 de enero de 2014


9 de enero de 2014. Jueves.

SOL DE INVIERNO
 
Nevada, en el jardín. F: FotVi
 
 -Me conmueve el sol de invierno, se esfuerza por parecer que es sol, cuando sólo es una hermosa pero modesta luminaria. Desde el azul (su bóveda celeste), ilumina, pero apenas calienta. Es luz, pero apenas hogar. Con este sol, el oso no sale de su madriguera de dormición, así como el lago helado no deja que sus aguas hagan armonía o acorde con el paisaje que lo circunda. Es un sol pobre, menguado en llamas, y sólo parcheado de calor.
            Sin embargo, es éste un sol que aleja nieves y evita que el termómetro baje en las escaleras del frío (como en Nueva York y otras regiones de USA) de los 50 grados bajo cero. O que, en el nacimiento del río Mundo, es un decir, se congelen las cataratas del Niágara, que tienen un parecido, aunque más grandes éstas, algo así (hablando de pájaros) como un gorrión y un dinosaurio (de los enormes: pterosaurio) volador. ¡Qué desastre en USA! Ni el dólar ha podido con el vórtice (torbellino) polar. No siempre el dinero, Diario, lo puede todo; a veces, un rezo puede más (y sin ínfulas devotas) que toda la estrecha, pero banqueada (de Banco y Botín), Wall Street (19:31:55).

miércoles, 8 de enero de 2014


8 de enero de 2014. Miércoles.

LA LEVEDAD DEL PENSAR
 
Levedad, en el parque. F: FotVi
 
-Siempre que tiendo la ropa -hoy lo he hecho-, se me caen al suelo o un pañuelo o un calcetín, o ambos en sucesivo acontecer, uno tras otro, y me pregunto: ¿Por qué? ¿Por qué nunca (o no recuerdo) una camisa o un pantalón? Quizá sea porque el pañuelo y el calcetín son más livianos que la camisa y el pantalón, y la fuerza de la gravedad supere en brío en este caso a la convicción de la mano para salvaguardarlos de la caída. No se sujeta igual un billete de 200 euros que una moneda de 2 céntimos (de euro). O podríamos hablar con Milan Cundera de la insoportable levedad del ser, del ser leve, el que, como el de la pluma, cae sin remedio, si no se le presta ayuda.
            ¡La insoportable levedad del ser! Tanto, que salgo al parque y veo un pájaro en el suelo; derribado, pienso, o a causa de una muerte súbita o quién sabe si debido al hambre invernal. No hay insectos y los dátiles de la palmera ya se han terminado. Un pájaro; es decir, alas y canto, plumas y huesecillos en amasijo negruzco, en el suelo; o la levedad (la vida) y el peso (la muerte). La pesada levedad de la muerte. Al fin, la muerte siempre pesa más que la vida, y su fuerza de gravedad humilla hasta el extremo de abatir la fronda de la vida. En la muerte, todo se hace abundante caída, sin remedio; o abismo que no cesa, un «allá va» sin fin.
            Pero en el parque -es cosa que suele pasarse por alto- se dan cita otras muchas cosas muertas. Como acículas de pino, en desorden, una piña aquí y otra allí, frutos secos de acacia, una concha vacía de caracol, una pluma de paloma (eso sí que es levedad), una frase grosera que alguien ha escrito en un banco solitario, excrementos de perro (o perra) con amo, y hasta un mechero que tal vez alimentara de fuego a un cigarro de fumador adolescente. La vida es así: levedad, o nota musical que en una sinfonía pasa una vez por el arco del violín y no vuelve. 
            Hoy, Diario, tras lavar, tender la ropa, rezar, leer, escribir, pasear por el parque y otras cosas, he hecho una reflexión (la levedad del pensar) sobre cómo todo tiende a caer, a abismarse, cuando muere; la fuerza de la gravedad de la muerte atrae hasta el extremo de derribar todo lo que toca o marca. Salvo la otra levedad del espíritu, me he dicho, que vence a la fuerza de gravedad de lo que fallece y que anima a toda obra humana, impulsándola a que permanezca y se eternice; el espíritu, su levedad, que se sublima en el amor (20:23:43).