domingo, 30 de noviembre de 2014


30 de noviembre de 2014. Domingo.
CRUCE DE LLUVIAS
 
Alivio, en el jardín. F: FotVi
 
-Hoy domingo, el cielo me ha hablado de lluvias, pero no las ha dejado ir. O las ha dejado ir a cuenta gotas. Que caiga la lluvia es terrible, pero es peor que no caiga. Si cae mansa o como un posarse de rayo de Luna en la tierra (que diría el romántico), es bueno. La lluvia desmandada, brutal, es peor que una estampida de toros o de abejas. Y aun peor que la estampida de un grupo de intelectuales (aunque sean teólogos) desmadrados. Esta mañana he celebrado misa, bajo un lloviznar constante. El techo del templo nos tapaba. (Hoy no se han oído los pájaros que se oyeron el domingo pasado). He rezado con los fieles, y, me he dicho (con ironía, quizá): «Nosotros lloviéndote de palabras, Señor, y tú lloviéndonos de lluvia»; un bien sube y otro baja: uno terrenal, celeste el otro, ambos encomiables. Preguntándome al punto: «¿En qué lugar del espacio se encontrarán lo que sube y lo que baja, confundiéndose ambas lluvias, mojándose ambas lluvias de gracia?» Gracia terrenal lo que subía y gracia celestial lo que bajaba. Y seguí: «¿Se habrá detectado en algún observatorio terreno o celeste el momento del encuentro? ¿Habrán saltado chipas?» Hasta que llegó el tiempo de hablar, y de consagrar, y de compartir, y de bendecir; todo, una hermosa lluvia de palabras surcando los espacios, para el encuentro con la otra lluvia que es cielo en la tierra, cielo que se hace alivio para la sed, Diario, aun en el desierto (21:05:12).

sábado, 29 de noviembre de 2014


29 de noviembre de 2014. Sábado.
HABLAR CON LA SOLEDAD
 
Nacimiento, en el jardín. F: FotVi
 
-No hay nada más inquietante que hablar con la soledad; dices, y no oyes respuesta; cierras los ojos y quieres asir algo, y al otro lado no hallas nada; lloras, y se te caen las lágrimas sin que nadie las recoja. La madre suele limpiar las lágrimas posando un dedo en ellas; en la soledad, sin embargo, se limpian con el revés del puño de uno mismo o se dejan ir. En la soledad, las lágrimas no son ruidosas, no como en compañía, que se oyen. Yo he oído las lágrimas de gente que ha venido a mí a pedirme que las oiga, y las he oído, sin verlas. Si se presta atención, las lágrimas de la soledad son las más ruidosas, aunque no sollocen. Kafka escribió relatos de soledad y le salió una literatura de horrores. En su soledad, Kafka, un día, se vio insecto, y se sintió repulsivo. Nunca se lo dijo a su familia, que también lo veía repulsivo. Las cucarachas son repelentes y Kafka se veía cucaracha, repelente. La soledad es una cucaracha que te envuelve con su repulsión. Tanto, que, aunque no haya ojos que te miren, tú crees que hay ojos que te miran y que te ven horrible. Los ojos de la soledad son ojos que te ven sin tú verlos, por eso espantan. Y dan miedo. Espantan porque te miran a todas horas y tú no los puedes esquivar. Es como en un salón con muchos espejos, que todos te miran y tú no puedes verte más que en uno, donde te reflejas. Toda soledad da miedo, porque de frente y a la espalda y arriba y abajo sientes el vacío. En la soledad no hay nada que te pueda acompañar; salvo tus miedos. Y los ruidos, que siempre están, compañeros de viaje de los miedos. En la soledad, quizá no haya ruidos, pero están. Como en la casa tomada de Julio Cortázar. Yo soy afortunado sin embargo en la soledad, porque oigo cosas que la hacen llevadera y fértil; oigo al Invisible (yo lo llamo Dios por el vicio de leer libros antiguos y sabios como la Biblia); en el jardín oigo al pájaro ocasional (mirlo, gorrión) cantar, y, poniendo muy fino el oído, hasta oigo la hoja que nace, o el estruendo de las patas del pequeño ciempiés, patas que mueve al modo del perseguirse de las teclas del piano en la ola de un arpegio, con fluidez y sin tropezarse unas con otras. Decir, pues, que la soledad, aunque carezca de uñas, araña, que porta libros, trasiega miedos, y, de tan callada, asusta, y lame, y toca el hombro, y nunca está cuando te giras para ver el quién…; pero, hay veces, Diario, que redime (12:51:23).

jueves, 27 de noviembre de 2014


27 de noviembre de 2014. Jueves.
CAÍDA EN LA TARDE DE UNA HISTORIA
 
Gris, o cansancio de colores, en el mar. F: FotVi
 
-Día gris, como lo son los huesos y el alma de Europa. O así se deduce de la caída en la tarde de su historia; en Europa ya no se hace historia, sino poshistoria, o atardecer de su historia. Y se van emborronando los libros. Una maldad gris y viciosa, el dinero, está debilitando la fuerza de su colorido y sus géiseres intelectuales y humanísticos antiguos. Cayeron imperios: el persa, el romano, el azteca. Otros: el egipcio, el bizantino, el árabe… Y este imperio, Europa, parece estar en la tarde de su declive. Me conmueve un poema de Borges (Un patio, así es su título), que empieza: «Con la tarde / se cansaron los dos o tres colores del patio». Con la tarde, en su ocaso, Europa, cansada, se difumina en fríos y oscuridad. Un mal paisaje, Europa, hoy; un mal asunto. Quizá le falte lo que el papa Francisco ha remarcado en el Parlamento Europeo: la defensa de una «dignidad trascendente». Dignidad que ahonda sus raíces y sus impulsos «en el valor de cada persona humana, única e irrepetible»; pero sin perder de vista que la persona humana no es «un absoluto», sino sencilla, aunque bellamente, «un ser racional», y que posee capacidad de distinguir el bien del mal, es decir, de ser señor y soñador de sus actos. Europa, según el Papa, parece haberse cansado de los dos o tres colores (Grecia, Roma, Cristianismo…) que le hicieron madre y alentadora de pueblos. Que cinceló una historia (inquietante y guerrera a veces), pero bella en todo caso. Una historia de saber y equivocarse, como es la historia de todo ser humano. Al fin y al cabo, Europa no deja de ser lo que toda comunidad: un cuerpo con muchos miembros, dispuestos a la genialidad y al error. Pero ahora, al haber olvidado sus raíces, persiste en el error y huye de la excelencia. Despertarla de su error, Diario, es misión de todos; o este don que es Europa, se nos desvanecerá de cansancio sin los dos o tres colores más avivados que aún le quedan; es decir, la democracia y su fruto más frágil a la vez que brillante, la libertad (20:15:30).

miércoles, 26 de noviembre de 2014


26 de noviembre de 2014. Miércoles.
CADENAS
 
Vuelo de Luna, en el jardín. F: FotVi
 
-Para que no haya «violencia de género», según Rilke (Rainer María), hay que evitar las cadenas en el amor. Encadenar el amor es cortarle las alas de sus vuelos a la ensoñación, en la que el amor se fortalece. «¡Ay!, entre mis brazos, a todas las he perdido», se lamentaba Rilke en una canción de amor que introduce en su novela Malte. Entre sus brazos, o como entre cadenas, así se cerca el amor y se le ahoga. Para añadir más adelante: «Porque nunca te retuve, te conservo con más fuerza». Y es que heridas las alas del ave (del amor), se corta su vuelo y cae, se desvanece en la nada de una caída fatal; como si cayera un pedazo de cielo, o lo pareciera, en el abismo del desamor de los enamorados. «Porque nunca te retuve»; es decir, libre me amaste más, y libre te mantengo para que siga ese amor. Son el eros y el ágape de Platón; el eros: pasión, cerco, asedio, gemido, estertor, quizá; ágape: liberación, ascenso, luz, belleza, tregua. No atar, Diario; y, si hay atadura (el amor ata), dejarle alas y libertad para que vuele y, en el vuelo, sentir más el temblor de la libertad, que es otro modo de amor (19:06:10).

lunes, 24 de noviembre de 2014


24 de noviembre de 2014. Lunes.
CUMPLEAÑOS EN ŠIBENIK
 
Cripta, en catedral de Santiago. Sibenik. Croacia
 
-Hace un mes, presidí una misa en Šibenik, bella ciudad croata. Celebraba mi cumpleaños y éramos Dios, ocho sacerdotes y un reducido grupo de peregrinos, camino del milagro de Medjugorje, Bosnia. («Se ha aparecido la Virgen», se dice). Antes, nos deslumbramos de ciudades dálmatas, hechas de antigüedad y piedra, y mar. Y pinos; tan cerca del mar están, que parecen nacidos del agua. Pinos surgidos del agua, como géiseres de verdor y ramas. Prediqué y me emocioné. Di gracias por mi vocación y por los años cumplidos (¡tantos!, pero bien llevados, según me dicen) y por la escucha amistosa de las personas que asistían a la misa. Escucha amistosa, y aun complaciente. Recuerdo que se proclamaba el salmo 23: «Este, Señor, es el grupo que busca tu presencia». Y este fue el grupo, que -lejos ese día de la familia- me acompañó en el rezo y en la fiesta posterior. Yo prediqué de mi crecimiento en edad -a la vista estaba-; de mi crecimiento en sabiduría, no por los libros, sino por el don de poder asombrarme por todo -por una gota de lluvia suspendida de una hoja, gloriosa, y, hasta resbalar y caer al vacío, punto de encuentro, en su luz y vacilación, del universo todo-; y maravillarme como un niño que se fuera llenando de asombros, asombros, que, al fin, resultan ser la más alta ciencia; y de mi crecimiento en gracia, que es dádiva de Dios, y que cada día aguardo, sin aspavientos especiales, que se me conceda. (A veces, Dios se retrasa, pero siempre espero, y llega: su gracia). Al finalizar, miré y me miraban todos; alguien, con una sonrisa rubia. Lo agradecí: a Dios, a mis compañeros sacerdotes y al grupo que suplía a mi familia. Candela también acompañó en el recuerdo a la gota de lluvia suspendida de una hoja y causa de mi asombro en los lagos de Plivitce. Candela, pues, Diario, causa de asombro, con la gota de lluvia (20:39:58).

domingo, 23 de noviembre de 2014


23 de noviembre de 2014. Domingo.
EL OTOÑO DE LA PRENSA
 
Cruces, en una colina. Lituania. F: FotVi
 
-Hoy domingo he salido a la prensa y he paseado por su otoño, su caída de hojas, sus lluvias y su primera afonía de fríos. La prensa es el tic tac o latido del tiempo que habla de luces y sombras en la historia que se escribe cada día: o de la historia con sus circunstancias, que diría el filósofo; circunstancias, unas veces de llanto y otras de alegría, o de días grises o clamorosos de sol. La prensa habla de una duquesa que ha muerto en olor de pueblo y casi de santidad: «noble de herencia y noble, muy noble, de corazón», ha dicho un cardenal de la iglesia. El cardenal se llama Amigo y era amigo de la familia. Y en la amistad, todo cabe. (Me pidió mi madre: «A mi entierro que no asista ningún cardenal», y lo cumplí). Sevilla se ha vestido, pues, de Duquesado de Alba, con saetas al Cristo de los Gitanos, devoción ducal de la de Alba, y de la Sevilla emocional. También habla la prensa de una manifestación contra el aborto (¿un millón de asistentes, 60.000, 10?) y de un cementerio en Hue (Vietnam) con 943 tumbas, en las que reposan, como si de una guerra se tratara, 44.509 fetos, sin nombre, bajo el sencillo signo de una cruz. Unas 30 madres que abortaron -revela el diario- acuden allí a rezar varias veces al año; quizá les pese la ausencia del hijo, que no tuvieron. Y una cita: «La vida es el mayor milagro. Jamás nos arrepentimos de darla, pero sí lamentamos interrumpirla»: ha dicho Irene Villa. Y un obispo, rostro en tierra, pide perdón por el pecado (presunto abuso de menores) de algunos de sus sacerdotes. Deshonraron su sacerdocio; y postraron a la Iglesia. La pasión de Jesucristo se forjó ahí; todo pecado es cruz. ¿Otras cosas? Fútbol; o que, por robar al pueblo (en todas partes cuecen habas), un ex primer ministro portugués entra en la cárcel; como la Pantoja, tonadillera ella, de la que han dicho los mass media (entregados a la causa de informar) hasta las lágrimas que derramó en el momento de cruzar el umbral de la trena: «el fin de la España cañí», se lee en el periódico global; y una anciana (85 años), que, tras sufrir el desahucio de su casa, dice: «Ya no me quedan lágrimas», saliendo un club de fútbol (el Rayo Vallecano) al rescate de esas lágrimas. Tras pasear por el otoño de la prensa, esto (e infinidad de cosas más), Diario, es lo que hay; es decir, más sombras que luces, aunque alguna hermosa luz, también la hay (21:00:13).

viernes, 21 de noviembre de 2014


21 de noviembre de 2014. Viernes.
DE VEZ EN VEZ
 
Isla de Korcula, en la costa dálmata. Croacia. F: FotVi
 
-Para irrumpir más dentro de mí y hacer verdad el aforismo griego: gnóthi seautón («conócete a ti mismo»), cada día salgo menos. Como diría el poeta romano Juvenal, es este un precepto descendido «del cielo» (de caelo). Aunque de vez en vez, y para respirar otros aromas, Diario, me eche la mochila de los años a la espalda y me ponga a patear mundo; pero sólo de vez en vez (20:28:37).

jueves, 20 de noviembre de 2014


20 de noviembre de 2014. Jueves.
CORONAR LA NIÑEZ
 
Triste mundo, o niños sin derechos. F: Humanium. Ayuda a los niños.
 
-Yo, hoy, me uno al mundo de los niños y celebro con ellos su día. Un día de ojos con luz e inocencias de ángeles, coronadas. Es su aniversario, el día de sus coronas. Coronar la niñez, en todo el mundo y a cualquier precio, es acción necesaria y sabia; es darle validez y ganancia al mañana. No hay, no puede haberla, sociedad con porvenir de altos vuelos y bellas ensoñaciones (libertad, pan, libros, himnos y fiestas y gracia, y pasos con bellas utopías hacia las estrellas, toparse con las estrellas, donde oficia toda la música del universo) sin niños coronados. No niños coronados de mimos, sino niños coronados de dignidad en el respeto y el amor, y en la felicidad de abrir los ojos y ver la paz al otro lado de sus sueños y sus pasos y no la guerra. Ser niños que lo sean en edad, en sabiduría, en dicción de niño (o a media lengua), diciendo papi cuando jueguen y mami cuando busquen cobijo o luchen por dormirse. Mami te quiero, o papi te adoro (y te compro un loro). Porque sin niños, ¿qué haría el pez, y el agua, y el hada, y la m con la a, ma, y el castillo de la bruja del espejo, y el circo y el payaso, y el patio del cole y sus juegos y gritos, y sus salmodias infantiles? Hace 90 años de la Declaración de Ginebra sobre los Derechos de los Niños (1924), y todavía hay niños con hambre y moscas, sin escuela, sin hogar, niños que son objeto de toda explotación. 1.000 millones de niños pasan hambre, careciendo de «desarrollo, asistencia, socorro y protección». Contemplar la situación del niño en el mundo, me hace, Diario, temblar el alma (18:35:54).

miércoles, 19 de noviembre de 2014


19 de noviembre de 2014. Miércoles.
SIN CUENTOS
 
Ensoñaciones, en la biblioteca. F: FotVi
 
-Hacerse como niño es rejuvenecer el alma y limpiar los ojos de miopías y otras pajas y ver así lo invisible y sentir lo que apenas suena, como la fe. Ya lo he dicho: de Canarias he vuelto un poco más niño; es decir, un poco más humano, por más soñador. Con el último sueño, el de antes de la muerte, dijo el sabio, se acaba el ser humano. La muerte es eso: la oscuridad infinita de los sueños, el desvanecimiento de toda ficción; la caída en un letargo eterno de sensibilidad. Sólo en la fe, sin embargo, se recuperan los sueños; aun tras de la muerte. Acercarse a un niño (Candela en este caso, niña e imaginativa) es entrar en un castillo de luces, donde habitan todos los cuentos: como El Principito o Platero y yo. Y Peter Pan o El Lazarillo de Tormes. Quevedo también entraría aquí con su Buscón, y aun Cervantes con Rinconete y Cortadillo. ¿Y por qué no Casa tomada de Julio Cortázar o El milagro secreto de Jorge Luis Borges? Los cuentos; o el mundo en la verdad de la mentira. Lo más excitante que pueda haber es entrar en un cuento y andarlo, recorrerlo de noche y de día, habitarlo y ver así y asombrarse con sus mentiras. La mentira de un cuento es la verdad que lo hace atractivo y moralizante, y libre. Castillos, hadas, princesas, gigantes, príncipes, dragones, buenos, no tan buenos, batallas, héroes, ruidos, palabras, palabras, palabras (la otra mentira. ¡Qué mentira más hermosa es la palabra: un poco de aliento con significado! ¡Qué gran mentira!)…Sin bellas mentiras, no habría cuentos ni vida siempre recreándose en el mundo, vida nueva e inocente, luminosa, terrible, donde los miedos, todos, siempre hallan (en el beso del príncipe o en el despertar en el momento oportuno) un final feliz. Sin cuentos, ¿qué sería de Candela y de todos los niños del mundo (entre los que me cuento); también de los niños del hambre y de los que carecen de ternura (de madre) en la que cobijarse para poder llorar o reír? Dormirse o despertar sin un cuento detrás de los ojos debe ser tan aterrador como descubrir que en vez de corazón uno tiene la máquina de un reloj que ni siente ni da la hora, por oxidada. Por algo, Diario, J. Gaarder, escritor noruego (El mundo de Sofía), decía que «el cuento proporciona a la humanidad una lengua materna común» (19:59:10).

viernes, 14 de noviembre de 2014

14 de noviembre de 2014. Viernes.
ARCHIPIÉLAGO

Alta marea, en Las Canteras. Las Palmas. F: FotVi

-Cuatro días ya en una de las islas afortunadas. En Gran Canaria, una de las 7 joyas que componen el archipiélago canario. Escribía yo en el año 2009, enero, luego de primer viaje: «después del 11 de enero del nuevo año en curso (2009), si me pierdo que me busquen en Canarias, en cualquiera de sus islas. Al ser 7 las islas, son, según la Escritura, el número de la perfección; y si en su conjunto son la perfección, una a una son el diamante, o el zafiro, o la esmeralda, o cualquier otra piedra preciosa, piedras que hacen posible el conjunto perfecto de la joya; es decir, el archipiélago.» Y en la isla, he visto de todo, sol, lluvia, una playa inmensa, calles empinadas que suben hasta Las Majadillas y siguen hacia Tamaraceite, pintadas libres en las tapias, esmero en las calles, y cordialidad en las gentes. En el más allá, en las alturas, y si el día es despejado, desde algún lugar de Gran Canaria, se divisa el Teide. E impone. En el cole, y un día antes, han celebrado el cumple de Candela, coronándola de reina. Yo me he sentido obligado a besarle la mano y ella ha bajado los ojos. Y, antes de que llegue el final, Diario, sigo intentándolo: ser como niño. ¡Verme niño! Qué final tan feliz (20:09:31).

jueves, 13 de noviembre de 2014

13 de noviembre de 2014. Jueves.
HERMOSO DESPERTAR, O LA LLUVIA QUE NO MOJA

Mar de Las Canteras, en Las Palmas. F: FotVi

-Me despierto con el susto (ineludible) de Candela. Sin susto no hay hermoso despertar que valga. Se planta Candela ante mi cama, me toca casi con mimo, y dice: «Vicente», y he de dar un respingo y exclamar: «¡Ah, qué susto!»; sonríe la risa (Candela) y nos vamos a jugar al salón. Me espera el castillo, la princesa (que se ha perdido) y el príncipe (que la busca), y las nubes (vasos de colores), que hacen lluvia apócrifa e ilusoria, que, sin embargo, anega el castillo. Es maravillosa esta lluvia que cae (yo doy fe de ello) y no obstante no moja. El ruido de lluvia, su canto, lo hace Candela, con la boca (y secreto: con los ojos, al parpadear). Hay ruido de lluvia. Terminamos el cuento y vuelta a empezar, hasta que la llama mami para ir al colegio. María, su profesora, la espera. Hoy, además de seguir con las letras y los números, les toca visitar comercios, hay que tener conciencia de lo que en un Estado de Libre Comercio se nos vende. Mientras, sigue la corrupción, otro aguacero nacional, y el «divino impaciente» de Mas, saltando vallas hacia la independencia, sin obstáculo alguno, pues un tal Rajoy ni está ni se le espera. ¿Rajoy? El viento se lo llevó. El viento de la Historia. Salgo a pasear por Las Palmas, y veo que en la playa Las Canteras se hace surf y enrojecen los europeos de vejez y pensión acomodada. Entre ellos, al conversar, prevalece el inglés y parecen habitar en la inopia. Vestidos de bañador, se les ve menos la estatura y más el ondeado de las arrugas, que, al sol, hacen sombra. Y, en todo momento, parecen arder: fuego con pecas. Rivero no quiere prospecciones petroleras y, en algún lienzo de tapia, se lee: «Independencia». Ayer (sol y lluvia), cuando Candela salió del cole, se nos durmió en los brazos, de cansancio; había jugado un partido muy difícil de baloncesto, Diario, y le pesaba en los ojos (13:11:40).
12 de noviembre de 2014. Miércoles.
DESTINO: GRAN CANARIA

Sobre pistas de lana, hacia Gran Canaria. F: FotVi

-Viaje feliz, aunque cansado. De aeropuerto en aeropuerto y, como en la Oca, tiro porque me toca. Alicante-Madrid y Madrid-Canarias. Y el interminable bosque de columnas y abrevaderos (facturación, control policial, tiendas, cafeterías, servicios…) en la T4, Barajas. Pero una vez en el aire, y sobre la encendida lana de las nubes que sostienen el vuelo del gigante que brama (un decir), todo es espera, hasta la llegada. Y constatar que IBERIA, una vez iniciado el vuelo, es pródiga en atenciones, si las pagas. Una cerveza, por favor, 3,50; un cappuccino (segundo favor), 2,50. Eso, sí, con un revoloteo de sonrisa de azafata. En consecuencia: una cerveza, un cappuccino y la sonrisa protocolo, o enlatada, de la azafata, 6 euros. No se admiten propinas. Ah, pero, al fin, tras tantas idas y venidas (coche, aeropuertos, salas de espera, paneles con la letra y el número de puerta, vuelos, turbulencias y gotas de lluvia en la ventanilla), al fin, digo, el regalo, se abre la ostra y aparece con destellos la perla: Candela. Candela que, emocionada, da besos y abrazos. ¿Puedo decir con voz casi quebrada? Pues lo digo, y amén. La voz quebrada en una niña que cumplirá el 15 cuatro años es una realidad que causa, por lo menos, encandilamiento. Encandilado quedo, pues: primero de un ojo, luego del otro, y, al fin, Diario, de los latidos todos que me recorren muñecas y cuello, hasta hacerme niño de corazón (14:53:15).

lunes, 10 de noviembre de 2014

10 de noviembre de 2014. Lunes.
BULLAS ABATIDO

Pudor de rosa, en el jardín. F: FotVi

-Desde el sábado, Bullas vive abatido por el dolor. Y toda la Región de Murcia. Hoy se han celebrado los funerales por los fallecidos en el accidente de tráfico del sábado cerca de la Venta del Pino. Un autobús se sale de la calzada y cae por un talud y mueren catorce personas; es decir, se rompen catorce vidas. En un espasmo de tiempo, estalla la tragedia. Hoy, en Bullas, el pueblo, ante los féretros, se ha reunido para rezar y consolarse mutuamente, como aconsejara San Pablo. Y ha habido gestos y palabras de consuelo. En una celebración multitudinaria, presidida por el Obispo de la Diócesis y con la presencia emocionada de los Reyes, el pueblo de Bullas ha acompañado el dolor de los familiares de los fallecidos. Aunque el Obispo ha dicho: «es difícil encontrar consuelo en el dolor». Y es verdad. Pero el acompañamiento, la cercanía, la palabra justa y amable, alivian todo dolor. Como el beso de una madre o la mano del padre sobre el hombro de un hijo vencido. El sólo hecho de rezar, ya es consuelo. Las palabras, Diario, si son amorosas, siempre alivian. Descansen en paz los trece vecinos de Bullas y Miguel, su párroco, mi amigo 20:16:10.

domingo, 9 de noviembre de 2014


9 de noviembre de 2014. Domingo.
BOFETADAS VERBALES
 
Biblioteca de Celso, en Éfeso. Turquía. F: FotVi
 
-Se planta alguien en un Parlamento (lugar donde la democracia habla, parlamenta, legisla) y, dirigiéndose a un determinado grupo, suelta: vosotros sois «el resto miserable de lo que, por suerte, ya ha sido superado». El que esto decía se llama Wolf Biergmann (cantautor) y eran los diputados del partido Die Linke (La Izquierda) los que recibían «el par de bofetadas» verbales del músico alemán. Y lo hizo el día en que el Bundestag (Parlamento federal alemán) celebraba el 25 aniversario de la caída del muro en Berlín. Gozo por las palabras y porque nos enseñan el camino a seguir en la denuncia de la maldad y la barbarie humanas. ¡Bofetadas verbales, bellas bofetadas! Qué bien si todas las bofetadas fueran así, y todas las guerras. Guerras de bofetadas verbales. Hay que darlas, y hacerlo donde se habla. En nuestras Cortes (Parlamento) no hay «bofetadas verbales», o, si las hay, son rifirrafes de capa y espada, teatrales y cínicos. No hay verdad ni en las palabras ni en su espíritu; son palabras que nacen moralmente muertas; son la defunción del lenguaje por inocuo y perverso. En las Cortes se muere el lenguaje, porque no dice verdad, o dice verdades a medias. En el Parlamento las palabras nacen aves muertas, sin canto y sin vuelo, desplumadas. Enclaustradas demasiadas veces en la mentira. Pero los hay, hombres y mujeres de la cultura, que hacen de la renuncia a distinciones y honras concedidas por el poder más que bofetadas verbales. Para que el poder caiga en la cuenta de sus desvaríos y penurias en lo que toca a la cultura. Jordi Saval, músico, y Colita, fotógrafa, como antes hicieran Javier Marías o Josep Soler, renuncian a los Premios del Ministerio de Cultura, porque es, dicen, Ministerio de otra cosa; no de cultura. Aunque me queda la duda, Diario, de qué hubiera ocurrido si en vez de venir estas distinciones como han venido de una mano derecha hubieran venido de una mano izquierda. ¿Habría habido tales bofetadas verbales y tan bien jaleadas por determinados medios? Celebro este modo de dar bofetadas, románticas; pero estoy (y parpadeo, confuso) en la duda (19:06:20).

viernes, 7 de noviembre de 2014


7 de noviembre de 2014. Viernes.
NIEVE EN LOS LAGOS DE PLITVICE
 
Lagos de Plitvice, en Croacia. F: FotVi
 
-Ya he visto la nieve en los Lagos de Plitvice, Croacia. Ver lo blanco es escalar al monte de la inocencia. O subirte al hombro de la niñez y dejarte ver y ser como niño. Me gustaría volver a ser niño; pero con todos mis años a cuestas. La nuez tiene cáscara, dura, rugosa, y gajo; lo que importa y deslumbra es el gajo, como en la naranja, como en la yesca, que dentro de sí, aunque no se la vea, guarda la llama. La cáscara carece de valor, o, a lo sumo, sirve para henchir el fuego. Mis años -¡tantos!- son la cáscara, y el espíritu -mi espíritu-, el gajo. Ver caer la nieve es contemplar la levedad del ser (Milan Kundera) cubriendo el poder de la montaña; o el rendirse de la montaña a la reflexión de lo blanco. Qué bello sería que la tierra, vista desde el allá, desde el lejano concierto de las estrellas, continuara siendo azul, pero blancas las conciencias. Sería el milagro del azul y lo blanco no contaminados. ¿Qué ha hecho el hombre para ennegrecer la nieve de la niñez en su interior, tan negro a veces? Se cerró el paraíso y dejó de nevar en el alma humana. En los otros mundos, sin embargo, sigue nevando, hay inocencia. En el animal, en la planta, en la piedra. Aunque el poeta (irremediable y hermosa locura del poeta) vea, a veces, arder la nieve en su interior, líricamente iluso. «No fue un sueño, lo vi: la nieve ardía», exultaba Ángel González, Diario, en un momento de nieve, o de pureza íntima (20:23:59).

miércoles, 5 de noviembre de 2014


5 de noviembre de 2014. Miércoles.
UNA SILLA DE RUEDAS, EN MEDJUGORJE
 
Piedad, en una calle de Liubliana. Eslovenia. F: FotVi
 
-Con la lluvia, el otoño nos ha hecho el primer guiño otoñal. Cucar el ojo a alguien es un modo de decirle que uno se hace cómplice de su probidad o desafueros. El otoño me conmueve porque devuelve a la tierra lo que la tierra dio a la naturaleza en primavera. La madre tierra. La primavera es esplendor y el otoño (sin perder su lujo) es la humildad de ese esplendor. El otoño ha bajado los ojos y prepara a la naturaleza (el árbol, la luz, el pájaro, el día, el hogar, la raíz) para entrar en la oscuridad del invierno. Es un primer paso hasta dar con su intimidad más oculta. Nuestras facciones (el fulgor de los ojos, la sonrisa feliz o lúdica, la mueca irónica…) nacen en el más allá hondo de nuestro espíritu. Por eso el dicho: «La cara, reflejo del alma»; la cara, y las manos, y el andar, y aun el parpadear. Mirar los ojos de un niño es adentrarte en un instante de cielo, dijo el sabio. Es una ráfaga de Dios, añado yo. En los ojos de un niño caben, como en un lápiz, todas las historias imaginables, también la de ser el lugar celeste donde habitan los limpios de corazón. Los ojos de un niño son, en sí, una bienaventuranza. En Medjugorje (Bosnia), donde he estado estos días, y entre todos aquellos que iban y venían (Medjugorje, lugar de excursión piadosa), vi a un niño inválido en una silla de ruedas. Sólo me fijé en los ojos del niño y en las manos que empujaban la silla. Las manos (las de la madre, quizá) empujaban con decisión, la decisión que da la fe, y los ojos del niño denotaban una apacible serenidad. Sonreían. Entraron en la iglesia donde se exponía el Santísimo y los perdí de vista. ¿Cuál sería su oración?, me dije. ¿Pedir un milagro? ¿Y qué milagro? ¿La curación del hijo, tal vez? Posiblemente. Pero hay otros milagros. Quizá la oración del niño fuera: «Gracias, Señor, por la madre que me has dado»; y la de la madre: «Señor, dame fuerzas». Y ambos, Diario, se sentirían confortados, y con su amor ensanchado. Y es que hay otros milagros (19:45:15).

lunes, 3 de noviembre de 2014

3 de noviembre de 2014. Lunes.
ESTREMECIMIENTO

Caído aroma, en Liubliana. Eslovenia. F: FotVi
-Todavía caminando por el otoño y calienta el sol, aunque se anuncian lluvias. El despotismo del sol, en estas tierras. En Europa ya es otoño: al compás de la lluvia (y el frío) lloran hojas los árboles. El verde, en los bosques, se hace oro pesado, que cae. En Eslovenia, Croacia y Bosnia-Herzegovina, ya es otoño; y la belleza también está en las hojas caídas. He contemplado bellas ciudades -Liubliana, Zagreb, Zadar, Split, Šibenik, Dubrovnik…- otoñales. El otoño las hace más bellas, o así me lo ha parecido a mí. ¡Se ponen tan bellamente sucios de hojas en otoño sus parques! Gris el cielo y dorados sus parques, que, al pisarlos, triscan como el fuego. Fuego en los pies, pienso, y me arde el sentimiento. En otoño, se hacen poemas de hojas caídas. «Sobre el suelo mullido por las hojas, / Cae el aroma», escribió Jorge Guillén. Caída de las hojas, con su aroma; y deja de oler el árbol para que huela la tierra, a árbol. O: «El resplandor callado del otoño / en verdes cabellos se desata», de Dionisio Ridruejo. O aquello otro: «El aire del otoño no derriba el amor…» Es decir, caída y permanencia, Diario, y belleza, y amor, otoñales. ¡O estremecimiento, otoñal! (21:20:37).

domingo, 2 de noviembre de 2014

2 de noviembre de 2014. Domingo.
MEDJUGORJE, LA DISCUTIDA

¿Apariciones? Fe, en Medjugorje. Bosnia-Herzegovina. F: FotVi

-Yo he estado en Medjugorje, suroeste de Bosnia-Herzegovina. Medjugorje, la discutida. ¿Y qué he visto? He visto la fe realizar el milagro de la oración. No fui a Medjugorje a ver apariciones, sino a medir la altura de fe de los visitantes. Y la esperanza. Yo vi que había mucha gente, de toda raza y nación, que rezaba. Llegué una noche otoñal, fría, y me guio hacia la iglesia el flujo de la gente que iba y venía abrigada y en silencio. Salvo la juventud, que florecía en risas y bromas, pero sin alborotar. No había policía antimotines. Fui a la iglesia y vi, dentro y fuera, a cientos de personas rezando. No vi la imagen de la Virgen en el altar, sino el Santísimo expuesto, y esto (aparte apariciones) es, para el cristiano, la materia prima de la fe. Cristo, en el pan, haciendo gala de su cercanía y su modestia. El pan, que se parte y se come, y se reparte: comunión. Cristo siempre en la mesa puesta, del altar. Y, con las cabezas bajas, de rodillas, sentados, de pie, jóvenes, menos jóvenes, madres y padres con niños, tullidos en sillas de ruedas, orando. Los rezos, que, pasando por el hilo invisible del silencio, llegaban hasta el pan consagrado y allí conseguían el milagro del consuelo o la curación de algún mal en el alma. Vi lágrimas, que humedecían el rezo. De pronto, yo mismo me sentí con lágrimas. Y he de decir que iba dispuesto a no creer; y sigo sin creer, quizá, en apariciones. Pero sí creo en la fe que allí vi. Y creo, porque la toqué. ¿Que la fe no se toca? No se toca, si no es la tuya; la fe de uno mismo sí se puede tocar, y medir. En todo caso, inténtalo, como yo hice, Diario. Los resultados te pueden sorprender (20:29:59).

sábado, 1 de noviembre de 2014


1 de noviembre de 2014. Sábado.
MONIPODIO
 
Amenaza (pero menos), en el jardín. F: FotVi
 
-Tomamos tierra en Barajas, el martes, y me surge (aterrizamos sobre él mismo) el escandaloso patio de Monipodio que describiera Cervantes en su Rinconete y Cortadillo. Patio de Monipodio donde acudían mendigos, ladrones, fingidos estudiantes, líricas prostitutas, mastuerzos de todo jaez y condición. Piso tierra y me hallo en mitad del patio (o panteón), y no sé qué hacer, si huir o quédame a ver la chusca, aunque triste, función. Y me quedo a ver la chusca, aunque triste, función. Una España en agonía moral, sin resortes éticos que le animen a revivir, espiritualmente. Como en el patio de Monipodio, aquí se aburre la decencia, y la estética, y todo lo que se adentre en los principios de la más elemental galanura de espíritu. Todo es bodrio, o casi todo. Se están parando los relojes y no hay quien acuda a ponerlos en marcha, a darles aliento para que suspire y lata la maquinaria y dé la hora de la decencia. En España, se ha echado la dignidad al escusado. (Retrete). ¡Corrupción! Y se ciegan las alcantarillas, de purulencias. Encarcelados a racimos; o cerezas de la maldad. Todos en la cesta del poder y del dinero. Ahora es Granados, antes, Gürtel, los ERE, la Banca (también Catalana), los Sindicatos (tan necesarios, dicen), la Patronal, el Pequeño (y tierno) Nicolás, la Realeza o sus Aledaños, el Señor del Pito (el Árbitro)… Cerezas de la maldad, en el patio de Monipodio. Los más inocentes, Rincón y Cortado (o Rinconete y Cortadillo después de ser tratados por Cervantes), que, por necesidad, tenían que agudizar su ingenio e imaginar tretas. Estos días, y otros, y seguramente los siguientes, tomar tierra en Barajas, Diario, es encenagarse en las miserias de un Sistema caduco y al borde de la bancarrota y el desahucio (19:24:05).

jueves, 30 de octubre de 2014


30 de octubre de 2014. Jueves.
INSTANTES
 
Puente sobre el río Neretva, en Mostar. Bosnia. F: FotVi
 
-Vuelvo de viaje y me reconozco nuevo; o, en todo caso, con algo en mí por estrenar. Es la novedad de la visión de cosas que antes no sospechaba. Ver cosas y enamorarte del instante de verlas, porque te asombran, es un acontecimiento espiritual, que anda detrás de los ojos y se instala en el alma. Un paisaje, una catedral, una hoja con una gota de lluvia a punto de caer, y sientes a Dios pasar por ese instante. Y entonces pienso: el Dios, grande e inmenso, tan pequeño en este instante, y me conmuevo. Viajar es tu interior llenándose de exteriores; ves, tocas, gustas, hueles, rozas, y tu interior se llena de mensajes que te hablan y te dicen cosas renovadas, líricas unas, solemnes otras, tristes a veces. Pero lo que queda como poso, como huella, es lo bello: la Eslovenia verde con ondulaciones como de cuerpo recostado, la Croacia marítima e insular, con sirenas que llenan de músicas el viento, músicas, sin embargo, dulcemente amenazantes, en ocasiones, o la Bosnia de la pobreza y con heridas de guerra aún sin cicatrizar. El mal de las guerras siempre es mal rencoroso, y nunca deja de herir. Y más si es guerra civil, guerra separada sólo por un puente en Mostar sobre el río Neretva. Ha sido un viaje con lluvia y sol; lluvia, sin embargo, habladora, sobre todo en los Lagos de Plitvice; hablaban las cascadas y, para unirse en el concierto de lo nunca oído, porque era un instante de alucinación y de belleza, único, la lluvia respondía en la palma de la mano de las hojas y en los ojos, si la mirabas. Nunca había oído sinfonía igual en mi interior, Diario; sinfonía de bosques y agua, y mis latidos (20:09:27).